Lecturas sobre Hermes:

"Mientras caminaba hacia la Gran Vía, y quizá implorando ayuda, protección, José Félix dirigió su mirada hacia el dios alado Mercurio, siempre allá arriba en un escorzo infatigable vigilando el desaforado tránsito diurno de la gran arteria de Bilbao; el ir y venir de las gentes que compraban en los grandes almacenes y frecuentaban las sedes bancarias. Las columnas robustas sostenían, el edificio hoy del viejo Banco Bilbao, el tejado cuya esquina daba morada al grácil Mercurio, dios que ahora también había fijado su vista en el hombre trajeado que fumaba pensativo abandonado a su deambular dromómano en busca de un alivio, una pequeña distracción."
Fragmento de "Calles de lluvia", relato multiautor de LTLG



Karl Kerényi, Hermes, el conductor de almas. El mitologema del origen de la vida masculina. Editorial Sexto Piso, Madrid, 2010 Citamos textualmente el último párrafo del libro:
"Aquel que no teme los peligros de lo más hondo de las profundidades ni los caminos más nuevos, aquellos que Hermes siempre está dispuesto a abrir, que como investigador, intérprete o filósofo de los más grandes hallazgos, le siga y alcance las posiciones más seguras. Para todos aquellos que la vida representa una aventura -ya sea la del amor o la del espíritu- él es el guía universal. Koinos Hermes!" (Pág. 96)
Con Hermes siempre hay novedad, visiones ocultas que afloran, revelaciones, robos, abismos; secreto, contradicción, familiaridad y lejanía, verdad y engaño, hallazgo y pérdida, y en definitiva, cualquiera de las dualidades que seamos capaces de experimentar, pues en él se encarna y se resuelve el drama de la polarización cósmica. Todo lo contiene, por ser la deidad que reúne en sí la posibilidad de ser.
Adquiere tan pronto la imagen de hombre maduro como la de joven o de niño; va solo o en compañía de cabrios y silenos. Se une con bellas Ninfas, con Afrodita, y durante la noche se mueve cerca de la terrible Hécate. Obedece órdenes; las cumple y las hace cumplir usando miles de artimañas. Ve a través de..., o sea, adivina. Lo suyo es la intemperie, el mundo a cielo abierto, los múltiples caminos.
Es el "flotante" en el inmenso espacio del alma, y su guía. El mensajero de los dioses, el mago salvador, el ángelos, el conductor de los sueños, el salteador, el ladrón, el embustero y el despiadado."Hermes no tiene nada que ver con el pecado ni con la expiación" (Pág. 55) -recuerda Kerényi. Está más allá de la moral y de cualquier juicio de valor. Es un insolente y perjuro, y a la vez inocente, inteligente y tenaz acompañante. Inventor e intérprete. Anunciador de la luz y derramador de la simiente fecunda que engendra el alma, de ahí el símbolo del falo que lo representa, así como el de la Herma, arquetipos de lo masculino. Siente atracción por lo húmedo, por las aguas, por los cursos que discurren.

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