La Luna de G. Bruno:

Bruno compara el alma con la Luna, un hemisferio del cual un lado siempre está vuelto hacia la luz del Sol (el mundo espiritual), y el otro siempre en la oscuridad. Nuestra alma es representada por la Luna, que resplandece por su hemisferio de las potencias superiores, ya que éste se vuelve hacia la luz del mundo inteligible, y es oscura en su parte y potencias inferiores, ya que este hemisferio está gobernado por la materia.


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