Hermes - Mercurio en el Renacimiento.

 
Hermes-Mercurio entronca el Renacimiento con la más remota sabiduría. Las referencias que encontramos en las obras renacentistas acerca de Hermes-Mercurio se refieren a éste no sólo como a un Dios o emblema sino como a un personaje histórico o dinastía de sabios que se pierde en la noche de los tiempos. Esta concepción permea la obra de Bruno, quien al hablar de la magia hace referencia a las diversas escuelas de magia o sabiduría:
 
En primer lugar, Mago equivale a sabio, como eran los Trimegistos en Egipto, los druidas en la Galia, los gimnosofistas en la India, los cabalistas entre los hebreos, los magos en la Persia desde Zoroastro, los Sophi en Grecia, los Sapientes entre los Latinos.
 
 
No cesa la providencia de los dioses, han dicho los sacerdotes egipcios, de enviar a los hombres ciertos Mercurios en los tiempos dispuestos para ello, aunque sepan de antemano que éstos o bien serán mal aceptados o no lo serán en absoluto.
 

 
Pico della Mirandola emprende un ambicioso proyecto que consiste en resumir esta sabiduría en 900 Tesis o proposiciones filosóficas y cabalistas.
 
 
Pico mantenía que las religiones paganas, sin excepción, utilizaron imágenes "jeroglíficas"; ocultaron sus revelaciones en mitos y fábulas que fueron diseñados con el fin de distraer la atención de la multitud y para proteger los misterios divinos contra la profanación: "mostrando sólo la cáscara de los misterios al vulgo, y reservando la médula para los espíritus más elevados y perfectos." Como ejemplo, Pico se refería a los Himnos Órficos, que ocultaban una revelación religiosa que sólo debía ser entendida por un pequeño grupo de iniciados.
 
En sus 900 Tesis Pico ofrece un resumen de la doctrina de Hermes Trimegisto:
 
Dondequiera que hay vida hay alma y dondequiera que hay alma hay mente.
Todo movimiento es corporal, todo móvil es incorpóreo.
El alma está en el cuerpo, la mente en el alma, en la mente el verbo y de todo es padre Dios.
Dios está en todas las cosas y actúa por todas ellas, la mente está en el alma, el alma en el aire y el aire en la materia.
Nada hay en el mundo que carezca de vida.
Nada hay en el universo posible de muerte o de corrupción.
Consecuencia: en todas partes hay vida, en todas partes hay providencia, en todas partes hay inmortalidad.
Dios anuncia al hombre las cosas futuras por seis vías: los sueños, los portentos, las aves, los intestinos, los espíritus y la Sibila.
Es verdadero lo que no está perturbado, determinado, coloreado, figurado ni roto y es desnudo, perspicuo, comprensible por si mismo, intransmutable, bueno y completamente incorpóreo.
Dentro de cada uno de nosotros hay diez enemigos: la ignorancia, la tristeza, la inconstancia, el deseo, la injusticia, la lujuria, la decepción, la envidia, el fraude, la ira, la temeridad y la malicia.
Los diez enemigos que he nombrado según la conclusión procedente de Hermes se corresponden mal con la coordinación denaria de la Cábala y su prefecto, como llegará a ver el profundo contemplador, acerca de los cuales nada puse en las conclusiones cabalísticas, pues es secreto.
  

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