La Tentación:
En
el esoterismo de principios del siglo XX, los estudiantes de magia y los numerólogos atribuyeron al número 5 una
acción funesta. Es comprensible: en los Arcanos Mayores del Tarot, este número
está representado por El Papa y El Diablo. Los esotéricos, en conflicto con la
Iglesia católica, confundieron las dos cartas y vieron la maldición (XV) como
la sombra de la bendición (V).
En
realidad, tanto El Papa como El Diablo son invitaciones a ir más lejos, a
superar los límites de lo material y de lo racional. El Papa, sin abandonar sus
discípulos, que pertenecen a este mundo, establece un puente, una comunicación
con el otro mundo: la dimensión divina o cósmica. El Diablo tentador propone un
descenso a la oscuridad del inconsciente para llegar hasta el magma impersonal,
fuente de toda creatividad.
El
5 abre caminos para el conocimiento de uno mismo o propone ideales brillantes.
Sugiere la prudencia de no abandonar lo adquirido en la vida material, pero
invita a superarlo.
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