TERAPIAS ALTERNATIVAS: TRATAMIENTO HOLÍSTICO.


El que quizá sea el mal más extendido de nuestros tiempos: el ritmo acelerado que imprimimos a nuestros días. Una prisa endémica que nos aboca al olvido de nosotros mismos, nos roba paz, nos incomoda sin saber exactamente por qué estamos incómodos. Y si sólo fuera eso… Porque entonces hace su aparición el tan traído y llevado (y temido) estrés, ese cajón de sastre al que se atribuye la más variada sintomatología tanto emocional (ansiedad, tristeza, apatía…) como física (aquí la lista se amplía por cada parte del cuerpo que nos duele o enferma.

El estrés, ese maldito agujero negro que absorbe nuestra energía. Luchamos contra él, nos resistimos, como el salmón que nada contracorriente, pero esa lucha es contraproducente porque nos desgastamos en ella. Y entonces vamos poniendo parches, tiritas en forma de píldoras que alivian sólo lo superficial y tan sólo momentáneamente. Remedios de urgencia que mitigan los síntomas indeseados pero NO curan el trastorno que nos aqueja. Y aquí está la clave: es la raíz de la dolencia la que se ha de enfrentar, no sus manifestaciones.

Conviene señalar al respecto un dato interesante y, aparentemente, paradójico. En esta vida “moderna”, la nuestra, se está observando un creciente resurgimiento del deseo de volver a la sencillez, a lo pausado, a lo natural.

Por una parte, se viene extendiendo desde hace tiempo el consumo de los llamados “remedios naturales”, aquellos recabados de la sabiduría antigua, cuando el contacto entre el hombre y la Naturaleza era estrecho, fluido y espontáneo. Convenientemente adaptados a estos tiempos, están cada vez más solicitados y se van popularizando en el mejor sentido del término.

Por otra se percibe también una progresiva tendencia a “escucharnos”, a ponernos en contacto con nuestro interior, con las emociones, deseos, rechazos que albergamos e incluso acumulamos desde ni se sabe cuándo. En definitiva: a conocernos, a retornar a lo que realmente somos y hemos sido, ese estado que ha ido quedando sepultado por elementos más o menos adulterados o ficticios.

A este reclamo creciente de bienestar físico y emocional responde que lo que se engloba con el nombre de “terapias alternativas”. Y alguno se preguntará: “¿Alternativas a qué?”. Pues, sencillamente, a la medicina “de siempre”, la convencional, científica, empírica o como prefiera adjetivarse. En cualquier caso, es bueno matizar que ambas ramas (la convencional y la alternativa) pueden ser complementarias según elecciones personales, naturalmente.

Lo esencial para comprender este tipo de terapias es que afrontan la dolencia como la manifestación física de un malestar más profundo que el meramente “visible” o verificable empíricamente. Se trata de bloqueos emocionales, conflictos no resueltos, anhelos reprimidos, carencias… Todo un catálogo de afecciones negativas que protestan en algún momento y a las que debemos prestar atención. Por mucho que las solapemos, de una manera u otra, antes o después, acabarán aflorando.

Por ello es tan valiosos lo que estas terapias ofrecen y cómo abordan la curación. Consiste en considerar al ser humano como un todo integrado por cuerpo, mente y espíritu. Y saber que para alcanzar ese anhelado bienestar o serenidad o paz es preciso que estas tres partes estén equilibradas. De ahí el término “holístico” que define también a este tipo de terapias. Holístico proviene del vocablo inglés “whole”: completo, entero. Las terapias holísticas abordan la curación atendiendo y entendiendo al ser humano como una totalidad, sin desdeñar o dar priorida a ninguna de sus manifestaciones sobre las otras.
                                           
 
·        Olvidas que tu verdadero valor es integral. Eres más que unos pies ''muy grandes''. Eres un conjunto de emociones, acciones, sentimientos, pensamientos y sí, también de carne, pero no es la carne la que marcará tu huella en el mundo.

·        Olvidas también que la belleza tiene que ver con patrones aprendidos y con el entorno en el que te desarrollas en un tiempo, espacio y cultura determinados. Por eso, la belleza de aquí carece de sentido en la otra punta del planeta.

·        Olvidas que los caracteres físicos que tienes al nacer y que te acompañaran durante el resto de tu vida, evolucionando y transformándose, tienen que ver con tu misión.

·        Los ojos grandes o pequeños, los labios gruesos o finos, alto/a o bajo/a, la complexión gruesa o fina,  el color de la piel, la voz, absolutamente todo lo que eres tiene un propósito único. Porque eres único/a y olvidas disfrutar de ello cada día.

·        Olvidas que la perfección es relativa, no es absoluta y sobre todo es muy aburrida cuando hablamos de nosotros/as mismos/as. La ausencia total de defectos es correcta para un trabajo, para un examen, etc., pero no para vivir una vida plena.

 

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