BONDAD – PROGRESO - GENEROSIDAD
Uno debe hacer lo
mejor que pueda,
lo mejor que pueda,
pero sin esperar un resultado,
sin hacerlo con
vistas al resultado.
Sólo esta actitud,
sin esperar una recompensa por una buena acción.
Volverse bueno porque
uno piensa que esto facilitará la vida,
quita todo valor a la
buena acción.
Hace la vida fragante
sin llamar la atención.
Tu corazón es el
hogar de una bondad luminosa;
Deja que gobierne
todo tu ser.
Es por eso que
estamos en la tierra.
No pienses en lo que
has sido, piensa sólo
en lo que quieres ser
y estarás seguro de progresar.
Sobre todo, es la
voluntad de progreso y la auto-purificación lo que enciende el fuego.
La voluntad de
progreso.
Aquellos que tienen
una voluntad fuerte,
cuando la dirigen
hacia el progreso espiritual y la purificación,
encienden automáticamente el fuego dentro de
ellos mismos.
...Pero ¡cuánta
paciencia es necesaria!
¡Qué imperceptibles
los progresos!...
Volver a empezar
tan pronto como podáis
La gente que ha
tenido una buena experiencia dice: «¡Ah! ¡Ahora, ya está!». Y después eso se
amaina, se atenúa, se cubre, y de pronto surge una cosa absolutamente
inesperada, absolutamente vulgar que parece carecer completamente de interés,
que obstruye vuestro camino.
Y entonces uno se dice: «¡Ah!
¡Para qué sirve haber hecho este progreso si todo vuelve a empezar! ¿para qué
trabajar? ¡He hecho un esfuerzo, tuve éxito, he llegado a algo, y ahora es como
si no hubiera hecho nada!, es desesperante». Porque uno no tiene resistencia.
Si uno tiene resistencia, se
dice: «Está bien. Bien, volveré a comenzar tantas veces como sea preciso: mil
veces, diez mil veces, cien mil veces si es necesario, volveré a comenzar –pero
llegaré hasta el final y nada tendrá el poder de detenerme en el camino».
Esto es muy necesario. Muy
necesario.
Penosa es la dura
tarea del redentor del mundo;
el propio mundo se
convierte en su adversario,
aquellos a quienes
quisiera salvar son sus antagonistas:
este mundo está
enamorado de su propia ignorancia,
su oscuridad le
aparta de la luz salvadora,
la cruz da en pago
por la corona.
La masa humana
permanece bajo el yugo.
La huida, por
elevada que sea, no redime la vida, la vida abandonada sobre una postrada
tierra.
La huida no puede
elevar a la abandonada raza o traerle la victoria y el reino de Dios.
Un poder más
grande debe llegar, una luz más amplia.
Haz de tu camino
diario un peregrinaje,
pues a través de
las pequeñas alegrías y pesares te mueves hacia Dios.
Nos damos y damos
sin ningún regateo.
La nobleza y la
generosidad son el firmamento etéreo del alma: sin ellos, uno mira a un insecto
en un calabozo.
Señor, Señor, la
alegría sin límites llena mi corazón,
los himnos de alegría
balancean en mi cabeza sus ondas maravillosas,
y en la plena
confianza de Tu triunfo seguro
encuentro la paz
soberana y la fuerza invencible.
Tú colmas mi ser,
Tú lo animas,
Tú haces mover sus
resortes escondidos,
Tú iluminas su
comprensión,
Tú intensificas su
vida,
Tú redoblas su amor;
y no sé ya si soy el
universo o el universo es yo,
si Tú estás en mí o
si yo estoy en Ti;
sólo Tú existes y
todo es Tú;
y las olas de Tu
gracia infinita inundan y desbordan el mundo.
Ofrecer en lugar
de intentar atraer
Quiero haceros una
recomendación. En vuestro deseo de progresar y en vuestra aspiración hacia la
realización, guardaos bien de intentar atraer las fuerzas hacia vosotros. Daos,
abríos con todo el desinterés que podáis por una abnegación constante, aumentad
al máximo vuestra receptividad, pero no intentéis nunca atraer la Fuerza hacia
vosotros, porque querer atraer es ya un peligroso egoísmo. Vosotros podéis
aspirar, podéis abriros, podéis entregaros, pero no busquéis nunca coger.
Cuando las cosas van mal, culpamos a la Fuerza, pero no es la Fuerza la
responsable: es la ambición, es el egoísmo, es la ignorancia y es la debilidad
del receptáculo.
Entregaros generosamente y con
un desinterés perfecto, y desde el punto de vista profundo, no os sucederá
nunca nada malo. Intentad coger y bordearéis el abismo.
Cuanto más se da,
más se crece
Uno intenta coger,
acumular, acumular, acumular; pero eso es imposible, uno no puede acumular. Hay
que identificarse. Y entonces, lo poquito que uno tiene, uno desea recuperarlo:
le dedica un buen pensamiento, espera un reconocimiento; uno da un poquito de
su afecto, uno espera lo que se le da... Porque uno no tiene la capacidad de
ser el buen pensamiento en todo, ni uno tiene la capacidad de ser el afecto, la
ternura en todo. Uno tiene el sentido de estar como recortado y limitado, y
tiene miedo de perderlo todo, tiene pavor de perder lo que tiene porque se
sentiría empequeñecido. Mientras que si uno es capaz de identificarse, uno no
tiene ya necesidad de acumular. Cuanto más se expande uno, más se tiene. Cuanto
más se identifica uno, más llega a ser. Y entonces en lugar de coger, se da.
Cuanto más se da, más crece uno.
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