LO MASCULINO: EL SANTO, EL HÉROE, EL PROMISCUO, …

La masculinidad (también llamada hombría o virilidad en su acepción popular) es el conjunto de características que la sociedad supone que definen a los hombres (por ser propias de su sexo o al menos acentuadas en él). Usualmente abarca rasgos tanto biológicos como culturales.

El conquistador

Es experto en cortejar. El problema, que a veces este tipo de hombre no se adapta a los tiempos que les tocó vivir y suele dar pasos en falso. Si el conquistador es capaz de entender el lenguaje moderno y el nuevo modelo de roles, conservará su encanto seductor.


El hombre interno

Este tipo de hombre misterioso suele ser considerado interesante y misterioso. Sin embargo, no todas las personas suelen ser susceptibles a enamorarse de este tipo de personaje. Este ejemplar masculino suele ser leal y responsable, por lo que, si te identificas con este modelo, es que eres un soñador con muchas virtudes, pero también cuentas con la desventaja de que sueles evadir el mundo real.

El primario

Muy cercano al concepto tradicional de macho, este tipo de hombre se rige por sus instintos, pero además de que puede ser excesivamente seguro de si mismo (lo cual puede ser una ventaja), suele procurar su propio placer en el sexo y tender a ser un ególatra consumado.


El triste

Ha tenido muchas decepciones amorosas en la vida y suele ser desconfiado a la hora de entablar una nueva relación. Su problema: cree que todo mundo lo va a traicionar y no suele involucrarse en relaciones afectivas. Si tienes problemas afectivos, miedo al compromiso y sueles terminar las relaciones cuando comienzas a extrañar a tu contraparte, podrías ser parte de esta fría categoría.

El sensible

Este tipo de hombre suele ser muy emocional y romántico. Tanto, que puede ser agobiar a su propia pareja. Una de las ventajas de este tipo de masculinidad, es que por lo general está asociada a hombres que anhelan la igualdad entre ambos sexos.


El complaciente

Si antepones el bienestar de tu pareja al tuyo propio, es una cualidad que se agradece. Si eres de este tipo de hombre, eres el “el alma gemela definitiva” y sueles ser un gran amante y compañero en la intimidad.

El tonto

Si ya decidiste navegar con esa bandera por la vida, bien, pero sí los demás te perciben así y tú quieres que así sea, tenemos un problema. Este tipo de hombre cuida mucho las apariencias y suele ser muy dependiente de sus amantes, gusta de pedirle la opinión a su pareja en turno hasta sobre qué ropa se va a poner. Si te obsesionas con tus aventuras ocasionales, cuidado, manejas ese tipo de masculinidad. Lo bueno de esta categoría, es que los hombres adscritos en ella valoran mucho los relaciones a largo plazo y eso, suele ser atractivo para algunas personas.


El cachorro

Básicamente, eres un niño grande y aventurero cuyas ocurrencias pueden cautivar, pero a la hora de buscar algo en serio tus parejas optarán mejor por un hombre más centrado y maduro.  Se vale ser divertido durante la fase de enamoramiento, pero no exageres humor Cuidado, por lo general este tipo de masculinidad suele ser ideal para encajar en los terrenos de la “friendzone”.

El tóxico

La palabra lo dice todo: eres una persona complicada y tus parejas o prospectos suelen detectarlo y huir de ti prematuramente.  Este tipo de masculinidad carece de emociones positivas. Según la RAE, una persona tóxica es alguien con “una influencia nociva o perniciosa”, Si te identificas, busca ayuda o tendrás muchos problemas en la vida y en tus relaciones afectivas (lo malo, es que casi nadie acepta su toxicidad).


El inconforme

¿Eres el clásico rebelde que no teme a las aventuras, que va en contra lo establecido? Entonces, perteneces al tipo de masculinidad viril que no pasa de moda, pero que puede convertirse en un problema si confundes el ser rudo y masculino, con macho y misógino. Por lo general, este tipo de comportamientos suele repetirse en ciertas crisis de la mediana edad, pero hay hombres que nunca superan esta fase.

Durante siglos se ha construido una idea de masculinidad hegemónica: ese hombre que todo lo puede, el hombre fuerte, protector y proveedor. Pero esa masculinidad tradicional tiene varios problemas: no se ajusta a la realidad, conduce a identidades insanas y frena el desarrollo de la igualdad.

Las nuevas masculinidades o masculinidades alternativas proponen replantear la idea de masculinidad y desaprender los roles de género adquiridos durante toda la vida y perpetuados a lo largo de siglos.  La idea tradicional de hombre ya no sirve. Por eso, las nuevas masculinidades buscan una alternativa a ese modelo hegemónico que incorpore la perspectiva de género. Representan la búsqueda de muchos hombres de la igualdad para el mundo.

Uno de los focos más importantes de las masculinidades alternativas es acabar con la violencia de género y con las actitudes que conducen a ella; romper con el mito del hombre violento y del hombre que todo lo puede, así como rechazar cualquier forma de machismo que aparece en la vida cotidiana.

¿Las nuevas masculinidades implican desechar todo lo que entendemos por masculinidad? ¿Cuáles son las diferencias entre la masculinidad tradicional o hegemónica y las nuevas masculinidades? Vamos a ver las principales características de la masculinidad aprendida versus una masculinidad alternativa e igualitaria.


Desigualdad

La masculinidad hegemónica tiene que ver con la cultura de la desigualdad, en la que algunas personas mantienen el control sobre otras para acaparar el poder. En cambio, las masculinidades que están apareciendo a día de hoy apuestan por la horizontalidad, el consenso y las relaciones entre iguales.

Competitividad

Otra parte importante de las identidades tradicionales de género masculinas consiste en tener que demostrar las propias habilidades. La educación lleva a los hombres a ser competitivos para alcanzar un estatus laboral o social. Las masculinidades alternativas buscan que cada persona pueda mostrar sus debilidades sin miedo, y aprovechar el talento de los demás para trabajar en equipo de forma más efectiva, sin necesidad de buscar la confrontación.

Agresividad

La masculinidad hegemónica también lleva consigo la agresividad y la violencia que, aunque cada vez está menos legitimada, sigue estando presente en nuestra sociedad. Lo vemos a través del acoso, los comentarios sexistas o las violencias sexuales. Las masculinidades igualitarias apuestan por eliminar la violencia machista, o de cualquier tipo, de nuestras vidas.

Roles de género

La masculinidad tradicional se define en oposición a lo femenino: los hombres no lloran, no cuidan y tienen que proveer. En cambio, el modelo de masculinidad nueva e igualitaria apuesta por eliminar esos roles de género aprendidos sobre masculinidad y feminidad para que seamos más libres. Eso favorece, por ejemplo, que los hombres puedan vivir plenamente su paternidad.

Imagen exterior

El hombre tradicional tiende a proyectar su imagen hacia el exterior, hecho que contribuye al desarrollo de sus habilidades instrumentales y competitivas. Eso es bueno de cara al trabajo productivo, pero la contrapartida es que descuida el desarrollo personal y del interior, provocando un manejo inadecuado de las emociones. Por eso, las masculinidades alternativas buscan una combinación equilibrada de desarrollo hacia fuera y hacia dentro, que contribuya a las relaciones interpersonales y a la gestión emocional.


Las nuevas masculinidades buscan que cada hombre exprese su género como quiera.

Los hombres también son víctimas del machismo: Una sociedad machista hace que los hombres sientan que deben actuar según el estereotipo de cómo tiene que ser su género y sean reacios a mostrar vulnerabilidad.

No hay una forma única de ser hombre: Cada hombre es libre de asumir la masculinidad como lo prefiera según su personalidad y todas las visiones son válidas.

Las nuevas masculinidades también afectan a las mujeres: Si cambian los estereotipos negativos de género las mujeres ganan al vivir en una sociedad con menos violencia y más igualitaria.

El modelo tradicional de la masculinidad está obsoleto. Por eso hay que dejar de lado ese arquetipo que va a dificultar muchísimo que puedan aflorar otras maneras de expresar todo aquello que sentimos.

Cambiando todo lo que tiene que ver con el poder y la violencia conseguiremos cambiar la forma en la que habitamos el mundo. Debemos revisarnos para pasar de una representación aprendida de ser hombre a una perspectiva del ‘ser’, de ser lo que cada uno es.


Sentir y escuchar, la empatía significa estar en contacto con el otro. Eso supone cambiar el show time por el slow time, es decir, conectarte más con lo profundo y menos con lo que se espera de ti.

Implicarte en el cuidado es ir mucho más allá de aspectos como la paternidad. Es construir la masculinidad desde las relaciones en equilibrio y vivir la crianza y el cuidado como espacios propios. No como terreno en el que los hombres son invitados o en el que las mujeres dicen cómo hay que hacer las cosas, sino que tod@s somos ciudadanos de pleno derecho dentro del hogar y en la implicación con otras personas.

Para cambiar el modelo y transitar hacia una masculinidad alternativa y más igualitaria no existe una ‘fórmula mágica’. De hecho, una de las claves para lograrlo es no intentar controlar o definirlo todo. En este sentido, lo mejor es centrarse en disfrutar y estar a gusto en lugar de intentar encontrar la forma perfecta de hacer las cosas. Los ritmos tienen que fluir y ser naturales.

No temas el contacto con otras personas. Somos piel, somos cuerpo. Rompe con esa coraza que te hace estar en una posición de fuerza o en una posición distante, eso que te impide dar un abrazo con sentimiento.

Aquí no hay competición. Es un proceso del que puedes disfrutar aprendiendo, incluso de tus errores. Para seguir avanzando puedes leer, formarte, hablar con tus colegas de trabajo o con tus amigos y compartir tus inquietudes.

Las masculinidades alternativas favorecen que cada uno sea como quiere ser. Favorecen la libertad propia: cada hombre y cada mujer elige exactamente qué tipo de vida quiere: cómo quiere mostrarse hacia los demás, qué aspiraciones y deseos tiene, cómo quiere enfocar su carrera profesional, si desea o no formar una familia... Todo ello sin que los estereotipos marquen el camino. Y esa es la clave de la diversidad.


El santo

 El Santo son tipos de hombres que buscan la espiritualidad, que se despega de los placeres corporales y que prefiere los estímulos afectuosos a los sexuales. El tipo de hombre santo conecta con su energía masculina y con su energía femenina y sabe canalizar sus emociones, decir lo que siente y lo que piensa.

El héroe

el Héroe es un tipo de hombre que no busca la competitividad, lo que busca es la resolución de problemas, el poder ayudar a los demás desde la valentía y desde la conexión con su cerebro. El pensamiento y razonamiento es la parte más importante del héroe. Él te acompaña en los buenos y en los malos momentos y es un tipo de hombre que muchas veces mira más por los demás que por sí mismo... pero también es una persona que puede ser un poco egocéntrica ya que busca a menudo el reconocimiento y la recompensa.

El promiscuo

Este tipo de hombre aparte de lo qué se supone que es, que busque el placer sexual e inmediato y de forma repetitiva y casi nunca satisfactoria también es una persona de los excesos, es decir, puede buscar placer en la comida, en la bebida, en las drogas, el sexo, placer de la compañía de personas... y eso puede crear una personalidad ansiosa, dependiente y depresiva.


LOS PIES DE HERMES – Reflexología y Tarot. Terapeuta emocional. Servicio terapéutico de reflexología podal para hombres. Empoderamiento masculino a través del Tarot. Con cada masaje de Reflexología Podal, una pregunta al Tarot Terapéutico, gratis. Sesión de Reflexología, ½ hora, 20 €. + 1 pregunta sanadora a los Arcanos Mayores del Tarot, GRATIS. Sesión de Tarot Filosófico Terapéutico – 50 €. Duración indeterminada.

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