TAROT: CLAVES
LA
SINCRONICIDAD EN EL TAROT
Carl
Jung definió esta palabra como «las coincidencias significativas». La sincronicidad
es lo que antiguamente se llamaba los «buenos o malos augurios» y actualmente
las «señales o mensajes».
Continuamente
a nuestro alrededor nos encontramos con situaciones que desafían la lógica de
la razón, al producirse aparentes casualidades o coincidencias que nos parecen
imposibles.
Así,
encontrarnos de repente en la calle con aquella persona con la que estábamos
pensando o pasar por delante de un establecimiento cuya marca comercial tiene
el nombre de un lugar al que dudábamos si ir o no de viaje, etc.
Cuando
a través del Tarot entramos en contacto con el inconsciente, entramos en
relación también con lo que Jung llamó el inconsciente colectivo.
De ahí que
podamos encontrar situaciones sorprendentes en una lectura que pueden afectar a
varias personas.
LA
ESTRUCTURA DE LOS 3 SEPTENARIOS
En el año 1.980 Sallie Nichols publicó el libro
“Jung y el Tarot” donde desarrolla el conocimiento arquetípico presente en los
Arcanos Mayores del Tarot.
La autora explica la relación de cada arcano con la
mitología clásica y el significado de cada uno a la luz de la psicología
jungiana. Obra que ha alcanzado un gran reconocimiento en todo el mundo, siendo
traducida y publicada al español por Editorial Kairós.
En dicha obra aparece publicada por primera vez la imagen
de la estructura conocida como “Los 3 septenarios” que luego otros autores han
tratado de apropiarse de su descubrimiento.
En esta estructura los 22 arcanos mayores se dividen en 3
filas de siete cartas cada una; de ahí el nombre “septenario” quedando la carta
del Loco aparte, por el hecho de que esta carta no está numerada.
Se
considera que el primer grupo de cartas, comprendidas entre la 1 y la 7 se
asocian a la personalidad humana, las experiencias concretas de la vida; de
la 8 a la 14, se relacionan con el alma o las virtudes que tenemos que
adquirir y de la 15 a la 21 con el espíritu, las fuerzas y leyes cósmicas con
las que nos relacionamos.
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Estudiar
el Tarot bajo esta estructura, dice Sallie Nichols, permite al estudiante
observar las relaciones que se producen entre todas las cartas y es un sistema
que han continuado en la década los 90 analistas junguianos y expertos en Tarot
como el argentino Enrique Eskenazy y más recientemente los creadores de la
escuela internacional Lemat, Daniel Rodés y Encarna Sánchez, en sus obras “El
libro de Oro del Tarot” publicada por Editorial Palmyra, cuya primera edición
data del año 2001, y “Constelaciones familiares y Tarot” publicado por
Ediciones Océano.
LA
CARTA DEL MUNDO
¿Quién
es el personaje que aparece en el centro de la carta? ¿Y la Ciudad?
¿Cómo puede influir esta carta en nuestra vida? ¿En qué nos puede ayudar?
¿Cómo puede influir esta carta en nuestra vida? ¿En qué nos puede ayudar?
Siendo la última Carta del Tarot aparece como si todo
acabase aquí, pero fijémonos en los detalles. El personaje esconde su sexo, el
torso es de mujer, pero ¿y el sexo? Queda tapado.
La duda aparece...
Nada es por casualidad en el Tarot y esto tampoco. La
lámina, nos lanza un mensaje, puesto que su sexo no importa, es el ser
perfecto, el andrógino y las formas de sus pechos lo confirman, puesto que allí
podemos ver simultáneamente los símbolos del Sol y La Luna.
El Loco se empieza desnudando, sacándose lo que le hace
diferente a los demás, sus ropajes.
Después
los diferentes personajes, primero nos hablan de arquetipos, que podemos
encontrar en la calle, el primer
septenario.
Luego
en el segundo septenario,
aparecen seres, que no nos podemos encontrar, son cualidades del alma y así
se llama el segundo septenario, el del alma.
Y ya en el último septenario los personajes aparecen desnudos en su
mayoría. Es el septenario del espíritu. Aquí el cielo gana protagonismo. Y
los personajes se muestran tal y como son, sin ambages,a pecho descubierto, como
diríamos en el lenguaje coloquial. Para llegar final, al ser completo, sin
tapujos. Se cubre la entrepierna para decirnos, que lo que realmente importe es
el ser, nada más. Esta rodeado de una corona de laurel, símbolo de los que
han llegado al final de la carrera. De los ganadores. Y a su alrededor, las
cuatro sagradas criaturas vivientes, los cuatro elementos sublimados, en su
máxima expresión. Significa haber llegado a la comprensión de todos los misterios.
El Ser Completo. Aunque nunca hay que olvidar lo que dijo el poeta. Lo
importante no es llegar a Ítaca, lo verdaderamente importante, es el camino
que nos ha conducido a ella. La gente que hemos conocido en ese camino, lo
que hemos aprendido.
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Cuando
emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. Que muchas sean las mañanas a puertos nunca vistos antes. Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Más no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino. (C.P.Cavafis) |
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