El caballero, la muerte y el diablo

“El caballero, la muerte y el diablo” (en alemán, Ritter, Tod und Teufel) es un grabado del pintor alemán Alberto Durero (Albrecht Dürer). Se ha considerado que formaba parte de un grupo consciente de meisterstreich con su San Jerónimo en su gabinete y la Melancolía I, ambos de 1514. Sería así un tríptico de grabados que comprendería las alegorías de las tres clases de virtudes y tres esferas de actividad según una clasificación aún medieval.

Existen obras, como esta, que quizás sin quererlo o inconscientemente se relacionan con el Tarot. Los Arquetipos del Tarot son fijos y están en el inconsciente colectivo y es por ello que aparezcan en obras de pintura, escultura, etc., ya que representan lo profundo del ser, de su mente y de su alma.

Sirva como ejemplo esta obra de Durero para que vosotros, conocedores del Tarot, podáis encontrar los Arcanos en otras obras de arte.


Relacionado con el Tarot, El Caballero (representaría a El Carro), la Muerte (La Muerte), el Diablo (El Diablo), el perro (El Loco) y en su conjunto la obra sería La Rueda de la Fortuna. Puede haber más simbolismos del Tarot, estén o no representados literalmente, pero analizaremos estos 5.

En el grabado el Caballero vuelve de algún sitio, seguramente de una batalla. Esta batalla puede ser interna o externa; quizás haya luchado contra enemigos o haya luchado con sus propios miedos e inquietudes internas. Al igual que El Carro del Tarot, el Caballero vuelve triunfante pero cansado, acompañado de un perro que luego analizaremos. Aunque cansado aún le queda un largo camino a casa y en este trayecto se le aparece el Diablo y la Muerte.

El Diablo aparece en u espalda, quizá sea con él con quien ha luchado el Caballero, pero el Diablo no se rinde y sigue tentándole, sigue mirándole fijamente para aprovechar cualquier descuido y atraer su atención para poder llevarle a su terreno. Por la apariencia y el rostro del Caballero parece que el Diablo ya no tiene mucho que hacer, ha luchado seguramente contra él y le ha vencido. Se ha deshecho de todos sus demonios internos.

Delante de él está la Muerte, ataviada como él, como un Caballero, pero decrépita, con un caballo viejo y cansado y con un reloj de arena en la mano. El Caballero no la mira, sigue en su camino, pero es consciente que este enemigo (la Muerte) está ahí y es imbatible, no se puede vencer a la Muerte y ella nos lo recuerda con su reloj. Está diciendo al Caballero que en algún momento ese reloj de arena se vaciará y ella habrá vencido. La Muerte lleva una corona con serpientes que simboliza que todo poder, aún el mayor de todos es perecedero y todo sucumbe a su paso. La Muerte es la mayor de las soberanas. Su caballo lleva una campana al cuello para que sepamos que se acerca sigilosa, pero con paso firme.

La Muerte solo puede hacer recordar al Caballero a tantos compañeros caídos en batalla y que su tiempo es limitado. También puede simbolizar que el derrotar al Diablo en su guerra interna es un gran cambio, ha muerto en una vida que le ataba a algo que le dominaba, sea vicio, perversión, dinero, fama, y ha nacido en una nueva vida y es por ello por lo que camina tranquilo y seguro de sí mismo.

El perro es el compañero de El Loco del Tarot. Aquí acompaña al caballero, detrás de él, pero mirando todo lo que hace. El perro trota seguro, confiado, alegre debajo del caballo. Se siente seguro. Es el perro de El Loco, el que le mordía el muslo y le animaba a actuar que ahora se siente satisfecho por que El Loco ha actuado, se ha convertido en Caballero, ha vencido una dura batalla, ha madurado y vuelve a casa a empezar una vida renovada.

Toda la obra de Durero es como una gran metáfora de la Rueda de la Fortuna. Hay cambios, movimiento, has ganado algo, pero vas directo a la ruina (o no), es el devenir de la vida cotidiana que hace que las cosas cambien de un día para otro. Ya no te acecha el Diablo, pero sí la Muerte. Esta Rueda nos recuerda que si bien en la vida existe la predestinación también existe el libre albedrío y la toma de decisiones importantes puede hacer que la Ruede gire en uno u otro lado. El Caballero ha cambiado su destino, pero podría no haberlo hecho; quizás el cambio que ha efectuado en su guerra particular no sea para bien. Nunca se sabe, hay que seguir actuando mientras la Rueda gire y la Muerte siga esperando.

Os reto a que busquéis elementos del Tarot en sus otros dos grabados:

San Jerónimo en su gabinete y la Melancolía I.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Reflexología en el pene

PROYECTO “HOSPEDAJE DE ÁNGELES Y ARCÁNGELES”

Dioses y Falos, historia de la adoración al sexo masculino.

MASAJE TESTICULAR