Bueno, Útil, Bello y Noble:

Distinción de los términos bueno, útil, bello y noble.

Lo útil: Cuando nos imaginamos un hombre útil, nos lo imaginamos no tanto en sí o para sí, sino más bien como un hombre que llama nuestra atención tan solo por su relación con algo exterior y ajeno a él mismo.

Lo bueno: Atraer nuestra atención y nuestro amor. Del hombre bueno, nos imaginamos que él, gracias a su íntima bondad, no se comportará nunca en función de intereses o del egoísmo, no intervendrá de modo desarmónico en el estado de cosas en que nos encontramos; en pocas palabras, no alterará nuestra paz. La bondad arranca de uno mismo. La valoración que hacemos de ella no puede sino ser aún interesada en cuanto tomamos en cuenta sus efectos sobre nuestra propia vida.

Lo noble: El hombre noble consigue toda nuestra atención absolutamente por sí mismo sin ninguna consideración sobre cualquier cosa ajena a él o cualquier ventaja que su existencia pudiera suponer para nuestra persona.

El ser u objeto bello mantendrá las características de lo noble. Podemos evitar llamar bello a un ente como un estado que también es un fin en sí mismo.

Agradable llámase a lo que deleita, bello a lo que solo place, bueno a lo que es apreciado.