Camino evolutivo espiritual del Tarot de Marsella:

El Tarot, más allá de un método de adivinación representa un aprendizaje personal, es un camino evolutivo que debemos observar y revelar para aprender de él. Las 22 imágenes o Arcanos del Tarot de Marsella representan un camino espiritual evolutivo o un ciclo de una vida que a continuación voy a intentar desvelar.
La imagen de “El Loco”  representa el alma, el deber volver de nuevo a encarnar, la mochila o hatillo que lleva al hombro es el karma de su vida pasada, lo que hay que manejar para evolucionar.
“El Mago” es el nacimiento, saca de manera corpórea esos instrumentos a depurar, esas herramientas que tenemos que usar para evolucionar y limpiarnos de la anterior reencarnación.
“La Sacerdotisa” es el libro de la vida, ahí se dicta nuestro destino. Hemos nacido y tenemos escrito lo que debemos o podemos ser, recuerda que el libro es también un instrumento, se puede leer para adelantarse a los acontecimientos…
Con “La Emperatriz” nos encontramos la realidad física, el planeta Tierra, donde debemos habitar y desarrollarnos, la parte femenina, mental, sentimental que utilizaremos en esta vida. “El Emperador” serían los recursos materiales, instintivos, masculinos de nuestro desarrollo, el saber adecuar ambos factores o partes de nuestra personalidad nos hará dar el salto para ser un hombre sabio o convertirnos en “El Sumo Sacerdote”, sabiduría, ecuanimidad y equilibrio físico, mental, emocional y material. Ahí nos encontramos sujetos entre el cielo y la tierra. Ya estamos preparados para compartir nuestra vida, salir al mundo e interactuar, cosa que está representada por el Arcano de “Los Enamorados”.
“El Carro” es un triunfo, un primer ciclo de 7 Arcanos, esta primera batalla ha sido ganada satisfactoriamente, hemos completado nuestra personalidad y estamos preparados para entrar en un ciclo superior.
 

Otros valores o virtudes más elevadas se desarrollaran en los próximos 7 Arcanos. El primero “La Justicia” virtud necesaria con nosotros mismos y con los demás, saber ser igualitario, sopesar los pros y contras de nuestras actitudes, tener esa justicia terrenal y divina; “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
“El Ermitaño”  tiene toda la experiencia de “La Sacerdotisa” y para mi forman una pareja, ya que si con ella teníamos un destino por descubrir con él lo tenemos descubierto, lo hemos aprendido a manejar y tenemos “libre albedrío” para actuar, somos dueños de nuestros actos y por lo tanto de nuestro destino, hemos vencido al karma, lo hemos depurado y eso está representado en “La Rueda de la Fortuna”, hemos puesto a girar nuestra vida a nuestra conveniencia y el salto evolutivo se ha dado.
La virtud de “La Fuerza” dice que las cosas más difíciles a simple vista se hacen fáciles con voluntad y fortaleza espiritual, estamos a punto de cerrar el segundo ciclo, aún material o de la personalidad, “El Colgado” nos habla de sacrificios, de contemplar las cosas de otra manera, estamos dejando el cuerpo de nuevo para evolucionar espiritualmente, la figura de “El Loco” tiene la misma postura que “La Muerte” y es que el cuerpo encarnado del primer Arcano ha llegado a su fin con el Arcano XIII, uno con nombre pero sin número, otro con número pero sin nombre, ambos se complementan porque son el principio y el fin de la vida terrenal, vamos a abandonar el cuerpo y convertirnos en espíritu, “La Templanza” cierra el círculo segundo de otros 7 Arcanos, ella es el Ángel en que nos convertimos ahora, el alma y también una virtud, la de saber esperar pues nos queda más por cambiar y evolucionar.
 

El tercer ciclo se abre con “El Diablo”, la bajada a los infiernos por la cual también pasó Jesús, el expirar los pecados acumulados en nuestro paso por la vida y tras la muerte, dejamos en el mal lo que de mal teníamos y pasamos más puros a la siguiente experiencia kármica, la depuración del alma. “La Torre” dice que todo está bien, que ahora hemos estallado para convertirnos en seres de luz, hemos roto nuestro pasado kármico y estamos evolucionando anímicamente para una nueva vida.
“La Estrella”, “La Luna” y “El Sol” nos hablan del viaje que estamos realizando, ahora sin materia, puramente. Estamos limpios y no necesitamos reencarnarnos más, estamos visitando nuestros orígenes no materiales, nuestros verdaderos sentimientos, deseos y nuestra verdadera personalidad no humana, nuestro origen es el Universo, de ahí viene nuestra fuerza, energía y luz y ahí regresamos, estamos ya preparados, hemos conocido nuestra verdad.
“El Juicio” es el renacer, el volver a nuestro punto de partida. No es un renacer a la vida terrenal como “El Loco” sino un renacer a la vida universal como seres de luz, nuestro mundo es “El Mundo”, el último Arcano, el otro mundo, la última morada donde nuestra alma por fin descansa tras su depuración física, terrenal, espiritual y cósmica.  


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