CLIMATERIO MASCULINO
Recuerda
que después de los 40’s te espera la reducción de la fertilidad y la frecuencia
del orgasmo, así como un aumento de la impotencia. Aunque el hombre pueda ser
padre a edades muy avanzadas se producen ciertos cambios biológicos en los
hombres de mediana edad como la disminución de la fertilidad, de la frecuencia
del orgasmo y un aumento de la impotencia. Además tienen fluctuaciones cíclicas
en la producción de hormonas. 1 de cada 5 varones de mediana edad experimentan
ciertos síntomas como depresión, fatiga, inadaptación sexual y molestias
físicas difícilmente definibles. Muchas de estas molestias físicas pueden ser
debidas a las presiones del ambiente. También algunas de estas alteraciones
pueden estar relacionadas con problemas de la propia vida, como enfermedades,
dificultades en el trabajo, etc.
Al acercarse a los 50 años, algunos hombres pierden paulatinamente la energía, los abruma un cansancio mental y físico que cambia su personalidad, y hasta pueden sufrir insomnio, fatigas o pesimismo.
A
veces se deprimen. Cada vez es más difícil vivir o trabajar junto a ellos. Los
vínculos familiares e interpersonales les generan tensión, y sus actividades
sociales menguan.
Su
vida sexual tampoco es la misma: sufren fallas en la erección o se esfuman sus
deseos de intimidad sin que sepan responder cuáles son las causas.
Lo
peor es que algunos ni se lo preguntan: creen que se trata de algo «normal» e
irreversible, relacionado con la edad, y hasta soportan que les digan, medio en
broma, que están «menopáusicos», como las mujeres.
De
cierta forma, la comparación no es errada, aunque el término en sí es un
disparate desde el punto de vista biológico, pues entre el climaterio femenino
y el que sufren estos hombres hay ciertas similitudes, pero hay también grandes
diferencias.
La
primera de ellas es que no cesan las funciones reproductivas: continúan
produciendo espermatozoides y algunos pueden llegar a engendrar, incluso cerca
de los 80 años, aun cuando hagan el amor esporádicamente.
La
otra, también importante, es que no se trata de un proceso natural por el que
todos tengan que pasar necesariamente, sino de una patología asociada a bajos
niveles de testosterona en sangre, más común en la tercera edad y dependiente
de algunos factores como la herencia, el estado general de salud, la
alimentación, los hábitos de vida y ciertas enfermedades predisponentes, entre
ellas las cardiovasculares.
Así
lo explicó a JR el profesor Manuel Limourt, experto nacional en esta temática,
quien además precisa que el aumento en la esperanza de vida de los hombres hace
más visible esta situación.
Hacer
un diagnóstico preciso exige muchos estudios de laboratorio para probar cambios
en un complicado proceso endocrino en el que intervienen varias hormonas, pero
es posible sospecharlo tras una valoración clínica exhaustiva e integral, que
no descarta los elementos psicológicos.
HOMBRE
ES MÁS QUE SEXO
Los
seres humanos experimentan cambios hormonales que alteran su vida física,
emocional y sexual en distintos momentos de la vida.
El
climaterio masculino es uno de ellos, conocido también como andropausia, crisis
de la mediana edad o de los 40, aunque puede extenderse hasta los 70 años.
La
alarma comienza con la disfunción eréctil, pero casi siempre el paciente piensa
en un trastorno urológico, nunca endocrino o psicológico, que serían también
caminos a explorar, comenta el especialista.
Lo
cierto es que provoca conflictos emocionales, muchas veces por falta de
información acerca de este proceso fisiológico que lleva aparejado un declive
de las capacidades sexuales y de otras funciones orgánicas.
Pero
sería un error ver este proceso como una mera cuestión sexual, pues la
testosterona es la hormona encargada de muchos otros aspectos varoniles desde
la formación del feto: nervios, fibras musculares, células del cerebro,
evolución del pene, crecimiento de barba y vellos en el cuerpo, voz más
grave... y también se asocia con ímpetu, ambición y osadía.
Obviamente,
la excitabilidad de los 18 años no se mantiene a los 40. Por lo general les
toma más tiempo excitarse, eyaculan más débilmente y el período refractario
(recuperación tras el coito) es más prolongado.
Más
que sexo, este hombre querrá abrazos y mimos, pero tal vez por el concepto
arraigado del «súper macho» o por falta de comunicación con su pareja, evitará
decirlo en la mayoría de los casos.
Carruthers defiende el criterio de que
dicha crisis es esencialmente de origen emocional, pero si se torna severa
puede tener consecuencias físicas, sobre todo si se acude a sustancias
adictivas para mitigarla.
La
crisis, considera él, surge de la insatisfacción consigo mismo: las cosas que
lo mantenían motivado, como trabajo, amigos, familia, estructura social, metas,
sexo... devienen ahora elementos sin sentido o de poca importancia.
Lo
más oportuno entonces es visitar un terapeuta que lo ayude a rebasar la crisis,
además de buscar en la pareja el apoyo necesario para que este período de la
vida resulte tan placentero como los demás.
Es
preciso saber además que en muchos casos puede mejorarse el rendimiento sexual,
e incluso recuperar el bienestar físico, a partir de un tratamiento
multidisciplinario, que incluya rectificación de los niveles hormonales,
tratamiento psicológico o psicofarmacológico —si el paciente lo requiere—, y
compensación de los trastornos físicos detectados, además de la propia
aceptación y el reconocimiento de que el placer no descansa solo en la
genitalidad.
Deficiencia
de testosterona
Aunque
los menores de 30 años no suelen sufrir deficiencia de testosterona, la
presencia de algunos factores como el estrés, el alcoholismo y el uso de
drogas, puede acelerar la aparición de este proceso.
El Masaje Lingam estimula la
sensibilidad, puede ayudar en la erección y obtiene sensación de orgasmo más
allá de la eyaculación. Cada sesión de media hora tiene un coste de 10 euros y
es aconsejable para el aumento prolongado de la erección, evitar la eyaculación
precoz, aumentar la sensibilidad del pene y el placer del orgasmo, ya sea éste
húmedo o seco.
Debe complementarse con una actitud
positiva, una alimentación adecuada, ejercicio regular y autoestima alta.
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