ASISTENTE SEXUAL
¿Qué entendemos por “asistencia
sexual”?
Un tipo de trabajo sexual que
consiste en prestar apoyo para poder acceder sexualmente al propio cuerpo o al
de una pareja. La persona asistente no es alguien con quien tener sexo, sino
alguien que te apoya para tener sexo contigo misma o con otras personas. La
persona asistida decide en qué y cómo recibe apoyo, esa es su forma de
autonomía para explorar su cuerpo o para masturbarse. Igual que la silla de
ruedas no pasea a la persona con diversidad funcional (la persona pasea a su
manera, con las ruedas de la silla y con sus propias decisiones), el asistente
no masturba a la persona (la persona se masturba a su manera, con las manos del
asistente y con sus propias decisiones).
¿Qué tareas lleva a cabo la
persona asistente?
Aquellas que la persona asistida
no puede hacer por sí misma: explorar su cuerpo, masturbarse, conseguir
posiciones y/o movimientos en prácticas sexuales con otra persona. La persona
asistida no accede sexualmente al cuerpo de la persona asistente: no hay besos,
abrazos, coito, caricias, sexo oral, etc. La persona asistente no tiene entre
sus tareas excitar a la persona asistida, ni excitarse ella, ni sentir placer,
ni educar ni intervenir terapéuticamente, su intervención es puramente
instrumental.
¿Para quién es la asistencia
sexual?
Para personas que no pueden
explorar su cuerpo, masturbarse y/o realizar algunas prácticas sexuales con
otra persona sin el apoyo de alguien, es decir, para personas cuya forma de
autonomía consiste en hacer esas tareas con las manos de otra persona y con sus
propias decisiones.. No todas las personas con diversidad funcional necesitan
asistencia sexual. En el caso de la diversidad intelectual, la persona tutora
se responsabiliza de establecer con asistente y asistida el protocolo para
determinar qué puede decidir la persona con diversidad intelectual por sí
misma, qué decide con apoyo y qué no decide.
¿Quién puede ofrecer asistencia
sexual?
Cualquiera que reúna los
requisitos legales para trabajar. La persona asistente puede estar dada de alta
como autónoma o estar contratada por una empresa o entidad. Es importante que
sea un trabajo, y no un voluntariado, porque hay que garantizar un derecho.
Cuanta más formación mejor, pero siempre como derecho, nunca como requisito
previo obligatorio. La libertad de elección da mejores posibilidades de calidad
en el apoyo que cualquier título académico. La persona asistida sabe lo
necesario, y lo que no sepa debe aprenderlo como las demás; viviendo.
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